Jarochos opinan de los Tiburones Rojos del Veracruz

Urbis Veracruz 

Medellín de Bravo, Ver. En las canchas de Playa de Vacas, los aficionados al fútbol salivan amargo. No son las caguamas, es la mala racha que pasa los Tiburones Rojos de Veracruz. Todos están tristes, pues son apasionados de un equipo condenado.

Entre caguamas, porras de sus esposas y un intenso sol, los futbolistas llaneros dan todo en el terreno de juego, es por eso que no entienden la desidia de algunos jugadores ni los conflictos políticos a los que se ha metido el dueño de la franquicia, Fidel Kuri Grajales.

En el llano la cosa es fácil, buscar el aplauso del público antes del dinero. Claro, son jugadores que viven de infinidad de oficios, pero que se toman los domingos para competir en la liga local de la ciudad de Veracruz.

Para los aficionados el error es del propietario al contratar muchos extranjeros que no dan el ancho en la competición.

Ellos juran que hay chamacos que darían el ancho, pero les hace falta una oportunidad, que existan visores que lleguen a los campos a verlos jugar y no sólo se hagan elecciones programadas, como es en la actualidad.

Entre el debate de las causas de la debacle, los jarochos decidieron dejar de ir a ver los partidos al Luis Pirata de la Fuente, no se sienten motivados y no es para menos.

Tiburones Rojos tiene más de 40 partidos sin ganar en la Liga MX. Ocupa el último lugar y está a punto de descender de lo que antes era la primera división.

El viernes, los jugadores denunciaron que tienen seis meses sin cobrar, que las fuerzas básicas y el equipo femenil están en peor situación, no tienen ni agua para bañarse.

Es por eso que, en protesta, no jugaron los primeros cinco minutos del encuentro contra los Tigres de Nuevo León, recibiendo dos goles en ese periodo.