Alejandro Ávila
Veracruz, Ver.- La empresa petrolera que opera plataformas en Ciudad del Carmen, Demar Instaladora y Controladora Outsourcing Hasen del Golfo, ha evitado entregar a los familiares de trabajadores muertos por COVID-19 los registros clínicos de sus ex empleados, con los cuales ellos podrían hacer los trámites pertinentes para cobrar los seguros de vida y poder asegurar a sus hijos.
Andrea Esquivel Montero, esposa del veracruzano, César Augusto Fernández Ramón, fallecido el pasado 13 de junio en una clínica del IMSS de Ciudad del Carmen, tras pasar una semana encerrado en su habitación con síntomas claros de COVID-19 y habérsele negado la atención adecuada, alegando el médico de la empresa que se trataba de un simple resfriado, relata la angustia que ha vivido durante las últimas semanas.
Todo inicio el 30 de mayo, cuando su compañero de cuarto, Sergio Hugo Espinoza, cayó en cama con síntomas de COVID-19 y le fue diagnosticado “resfriado”, tres días después César Augusto se contagió de la enfermedad y estuvo aislado en su habitación; Sergio Hugo fue bajado de plataforma el día 8 de junio pues ya escupía sangre, teniendo César Augusto que esperar dos días más para ser hospitalizado, aunque a este lo trasladaron en barco junto a 60 personas más, en un trayecto de 5 horas, pues le dijeron que no se veía en mal estado.
César Augusto Fernández Ramón, quien era el Coordinador de Control de Obra de la empresa, falleció la madrugada del sábado 13 de junio, con mucho sufrimiento tras días de no ser atendido de forma adecuada.
“Llegó la doctora de la empresa junto con el de Recursos Humanos, yo primero vi que se estaban portando muy amables, pero yo no sabía lo que había detrás de lo que ellos estaban haciendo. Llegaron con copias de credenciales de elector de él, cuando yo me presenté con la trabajadora social de ahí me dijo, tiene que pasar a firmar unos documentos una persona que realmente sepa todo del él, yo dije, yo porque soy su esposa”, comenta mientras escurren algunas lágrimas de su rostro.
Andrea Montero, menciona que mientras esperaba ser llamada, el encargado de Recursos Humanos de la empresa DEMAR la abordó, mientras la doctora aprovechó para hablar con la trabajadora social de la clínica, le dijeron que no tuviera problema, que la empresa se haría cargo de todo, “más no sabía que lo que estaban tratando de hacer era el darme ese papel a mí, el historial clínico. Así lo veo yo, porque en ese momento yo lo pedí, el mismo día, necesito el reporte clínico, porque obviamente me lo van a pedir para muchos trámites, y me dijeron en el seguro que no me lo podían dar, que eso no me lo podían dar, que solo se lo podían dar a quien ingresó al paciente, que en este caso era la empresa”.
El 26 de junio, Andrea Montero escribió una carta al director de la empresa, donde le solicitaba el reporte clínico de su esposo, y le comentaron que tardaban 4 días en buscarlo y otros cuatro días en desinfectarlo, pues había estado en área COVID y no podían entregarlo de forma rápida, por su seguridad; hoy, a casi más de un mes de haber fallecido su esposo, no han entregado nada, ni se han comunicado con ella.
Incluso solicitó el apoyo de su jefe directo, quien aparentemente era muy buen amigo de su esposo, y este le dijo que con ellos ya no tenía nada que tratar, que debía hacer todo contacto directamente con el abogado de la empresa.
“El día 9 que me presenté yo, el día 9 de julio, le pedí de favor que me dieran lo de las nóminas y lo que es el reporte clínico, me dijo, vamos a tratar de sustituir este papel por otro, nosotros vamos a hablar a BANAMEX, para ver de qué manera les podemos hacer llegar un papel que te lo puedan validar para que tú puedas cobrar el seguro de vida, ¿y eso que te da a entender?, que ellos tienen el reporte y que están escondiendo algo”, reclamó.
Cuando ella comentó que su marido le había dicho existía un seguro de vida de 500 mil pesos otorgado por la empresa en caso de muerte, la abogada Amada Herrera soltó una carcajada en su cara, situación que molestó en demasía a la viuda, quien le aclaró que no veía adecuada sus actitud y que en realidad no tenía intención de obtener más dinero, sino lo justo, pues en realidad, ningún dinero era tan importante como tener a sus esposo a su lado.
“Que te sirve que te den 105 mil pesos, que para la empresa es lo que valía la vida de mi esposo, y me lo dan dentro de 8 meses, estaría yo cobrando ese dinero en marzo del 2021, y mientras qué van a comer mis hijos, si sabemos cómo está la situación ahorita de trabajo, ahorita yo no puedo encontrar. Lo que me urge es también que me den las nóminas reales de lo que mi esposo ganaba para yo poder pensionarlos en el seguro, porque ahora la que voy a tener que trabajar soy yo, y la que va a estar expuesta a todo esto que está pasando, este virus, pues soy yo”, remató.
La empresa DEMAR Instaladora y Controladora Outsourcing Hasen del Golfo les hizo firmar hace unos años un contrato donde el pago era mucho menor al que realmente les depositaban de manera quincenal, motivo por el cual Andrea Montero exige le entreguen los estados de cuenta originales, para comprobar que el monto que se le debe entregar es mucho mayor al que están ofreciendo.
“No me dan las cuentas, mi esposo aquí le están poniendo que ganaba como ochocientos ochenta y tantos al día, y eso no ganaba, ósea no percibía eso, porque ni siquiera en el Infonavit, porque en el Infonavit estaba por lo real que ganaba, porque si no nos hubiera dado para tener la casa que ahorita tenemos, por el porcentaje que te da el Infonavit, ósea eso no cotizaba él”, apuntó.
El seguro de vida, que originalmente era de 500 mil pesos, dicho incluso por muchos compañeros de César Augusto Fernández Ramón que también firmaron un documento similar, finalmente no será entregado por esa cantidad, sino por una mucho menor; a Andrea le dijeron que en una semana le harían llegar el dinero, y es la fecha en que no ha recibido nada de ese beneficio que por le dejó su esposo.
La angustia y agonía que vive Andrea Montero en esto días, a más de un mes de haber fallecido su esposo, la viven decenas de familias que han sufrido la muerte de personas en las plataformas de Ciudad del Carmen, Campeche, por COVID 19; muchos de ellos, veracruzanos de diferentes municipios de la entidad, que en busca de una mejor calidad de vida, se aventuraron a laborar en las empresas petroleras que les ofrecieron mejores condiciones laborales y que ahora no les están cumpliendo con lo prometido.
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