24/08/2020
*Como jarochos de corazón al mal tiempo le ponen buena cara buscando la forma de sobrevivir con un puesto de pollo y verduras en la calle
Rodrigo Barranco Déctor
Veracruz, Ver. Hace dos años, Fabián González Mestizo abrió una tienda de abarrotes con la que mantenía a su familia y sostenía los estudios de bachillerato de su hijo. La primera semana de este agosto no soportó más. Las bajas ventas por la pandemia del coronavirus y los pagos de renta y energía eléctrica lo obligaron a cerrar.
En tres meses, su inversión de más de 30 mil pesos desapareció. Como muchos veracruzanos quedó desempleado, pero, dice que como todo jarocho de corazón: al mal tiempo debe ponerle buena cara, y ahora busca salir adelante vendiendo pollo fresco, frutas y verduras en la banqueta de las esquinas de las calles Collado y Jiménez, de la colonia Centro del Puerto de Veracruz.
Hace unos días puso una mesa afuera de la casa de uno de sus amigos, con una báscula, una manta para cubrirse el sol y algo de producto que le quedaba del negocio, emprendió la venta para llevar el sustento al hogar.
Su esposa también entró a hacerle frente a la crisis económica y puso a la venta comida a domicilio. Todos los días, con ayuda de su hijo entrega alimentos. Esto, les ha ayudado a poder sobrevivir a los efectos provocados por el coronavirus en el estado de Veracruz.
“Ya no me alcanzaba ni para el negocio, ni para la gente (…) en pérdidas fueron casi entre 20 y 30 mil pesos. Ahorita apenas tengo tres días que me puse a vender pollo, ahorita, prácticamente estoy bien, porque primero vendí dos pollos, ayer vendí cuatro y hoy ya vendí seis”.
Aunque sea frijoles y arroz comemos todos los días
Fabián González recomendó que todos los que en estos momentos están sufriendo la crisis, que no decaigan, busquen la manera de sobrevivir con trabajo, sin rajarse.
“Lo que le diría a la gente, que sea como yo, yo soy aguerrido, yo no me rajo, yo trato de buscar la forma de trabajar, que le echen ganas, que le echen ganas y que traten de salir adelante, porque tenemos que salir adelante. No rajarse”.
El hombre con mandil y un cubrebocas camuflajeado se siente afortunado porque su familia tiene para comer tres veces al día. “Aunque sea frijoles comemos todos los días y bien, y pues mi esposa empezó también a vender comida”.
Fabián admite que desde que llegó el COVID-19 tuvo que privar a sus seres queridos de ciertas cosas como comprarles ropa, incluso algunos artículos necesarios, pero, por fortuna, todos están sanos y no han quedado infectados por el virus.
“Lo que pasa es que esta enfermedad ha pegado a todos económicamente. La economía vino a destruirla y mucha gente como yo tenemos que cerrar negocio, por lo mismo”.
Hasta el corte del martes 11 de agosto, en el estado de Veracruz sumaba un acumulado de 24 mil 438 personas infectadas por coronavirus en todo el territorio veracruzano con 3 mil 155 defunciones.
El municipio más afectado es el puerto jarocho con 5 mil 686 casos confirmados y 722 muertos, que han provocado medidas drásticas del ayuntamiento y del gobierno estatal como el cierre de las principales calles del centro histórico y el de negocios considerados no esenciales.
Según cifras de las dos delegaciones del IMSS en Veracruz se han perdido cerca de 53 mil empleos formales, pero hay subregistro de las cámaras empresariales que estiman empeorará la situación, si siguen, sin permitir la apertura ordenada de comercios.
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