El calvario de una maestra en Veracruz

*A pocos minutos de la zona más rica del estado, siete niños y su profesora luchan contra toda adversidad por aprender y salir adelante 

Urbis Veracruz 

Medellín de Bravo, Ver. Son las 6:45 de la mañana. Todavía no sale el sol, pero la humedad hace chorrear de sudor a Edith Mendoza Caceres. Por cinco kilómetros camina en una vereda fangosa que le humedece los pies.

La maestra de primaria aprieta el paso para llegar a la escuela primaria “Alejandro Molina”, ubicada en la comunidad de Plaza de Toros, en el municipio de Medellín de Bravo, en la zona conurbada con el puerto de Veracruz.

El plantel está a escasos 15 minutos, en automóvil, de la Riviera Veracruzana y de Plaza El Dorado, en Boca del Río, el sector de mayor plusvalía de toda la entidad veracruzana.

Pese a la cercanía de su escuela con las torres de edificios, las residencias exclusivas y las tiendas de diseñador, la brecha social entre ambos mundos es equiparable a las peripecias que alumnos y profesora pasan todos los días para llegar al aula.

Edith Mendoza vive en el municipio de Jamapa, al sur de la región. Todos los días despierta de madrugada para tomar un autobús a las 5:00 de la mañana.

Al cuarto para las seis, baja justo enfrente de la fábrica de Pepsi Cola, en Paso del Toro y camina, sin importar el calor, el frío o la lluvia.

Apenas atraviesa la carretera federal a Córdoba, cruza una línea de casas y se interna entre matorrales para llegar a su destino de manera puntual.

En un riesgo

En marzo del 2018, sujetos armados con navajas la asaltaron. Le quitaron todas sus pertenencias. No le hicieron más, logró correr hasta que una familia la ayudó.

En el actual ciclo escolar, que inició en agosto de este 2019, sufrió su segundo atraco. De nuevo, hombres armados le salieron al paso entre la maleza, le quitaron todo lo de valor. Los mismo habitantes le volvieron a salvar, al darse cuenta del atraco. Ella, no tiene queja, al contrario, alerta que si eso le pasa a un adulto, podría ser peor si atacan a un menor.

“Para mí si es un poco preocupante. Para mí sí, no sé para las autoridades educativas. Es preocupante, caminar todos los días para acá, si es como de miedo que vuelva a pasar lo mismo”, cuenta la profesora.

En el plantel, con clave CCT30EPR136B, del gobierno del estado de Veracruz, acuden sólo siete pequeños, de todos los grados y con una sola maestra.

Ninguno cursó el preescolar, para eso tendrían que caminar los mismos cinco kilómetros que ella hace de la carretera a Plaza del Toro.

Los contrastes

De la parada de la Pepsi, en donde baja del autobús Edith, a unos 5 minutos más de camino sobre la carretera a Boca del Río, están dos de los colegios más renombrados y costosos de la zona conurbada: El Instituto Cumbres y el Green Oaks School.

Ambos colegios cuentan con la infraestructura necesaria como calles pavimentadas y acceso a las vías rápidas a diferencia de la escuela pública “Alejandro Molina”, cuyos alrededores todavía son pantanos.

Es por eso que, los estudiantes, apenas llegan a sus clases, se tienen que quitar sus tenis y sus calcetas para ponerlos al sol a secar y así poderlos usar al mediodía, cuando regresen a sus casas, ya con el suelo seco por los rayos del sol.

En el estado de Veracruz hay cerca de 200 mil maestros en funciones divididos en ocho sindicatos, el más fuerte es la sección 32 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Según estimaciones del gobierno estatal anterior, que terminó su gestión en el 2018, en Veracruz hay 2 mil 750 escuelas en mal estado, en pésimas condiciones, con aulas dañadas y sin baños.

Lo anterior significa que el 10 por ciento de los planteles en funciones de toda la entidad veracruzana sufre de problemas como los que a diario viven Edith y sus siete alumnos.